sábado, 17 de octubre de 2009

“Una bota atascada en el empotramiento de la Haus-Estrems de la Momia “

VIA: HAUS-ESTREMS
LA MOMIA (MONTSERRAT)

“Una bota atascada en el empotramiento de la Haus-Estrems de la Momia“

Si no mal recuerdo corría hacia finales de los años 70, una salida hacia Montserrat. Era un sábado por la tarde; cogí el tren de los Ferrocarriles Catalanes en Plaza España de Barcelona con destino a la parada del aéreo de Montserrat, para una vez allí cogerlo y subir hacia el Monasterio.

Una vez llegado al Monasterio, comencé el ritual de siempre: subir las escaleras que se dirigen hacia St. Benet. Una vez en St. Benet una conversación algo subida de tono me hace girar la cabeza y intento averiguar de dónde. La localizo, proviene de una cordada que están escalando en la vía Haus-Estrems de la Momia. Intuyo que el segundo de cuerda está paralizado dentro del empotramiento sin poder moverse. Los minutos pasan y el segundo de la cordada continua inmovilizado, desde St. Benet me pongo en contacto con ellos y me ponen al corriente de la situación. El segundo de la cordada tiene la bota atascada en el empotramiento y no puede moverse. De modo que les digo que intentaré llegar hasta ellos y mirar de hacer algo para desatascar la bota. Me pongo el arnés, cojo el martillo y algún mosquetón, ya que en principio es lo único que necesito. La vía Haus-Estrems es una vía qué yo ya había hecho un par de veces, por tanto sabia que la primera tirada era igual hacerla con cuerda o sin cuerda, pues carecía de seguros. El empotramiento de la segunda tirada es lo más fuerte de la vía. Un empotramiento que según cómo te lo tomes te puede complicar la vida, pero con paciencia puedes sacártelo más o menos bien. Llego a la primera reunión y le pregunto al escalador que está paralizado, a unos 15 metros sobre mí, que como se encuentra. Él me responde que está preocupado, pues lleva una hora sin poder moverse y empieza a estar desesperado. Yo lo tranquilizo y le digo que empiezo la tirada. En pocos minutos me encuentro debajo de su bota, la examino y observo que está muy bien atascada, por lo tanto intento moverla con la mano, pero no hay manera. Entonces le digo que con el martillo golpearé la bota para ver si puedo moverla, pero la bota no se mueve. No estoy en buena posición para martillear y me muevo un poco para así mejorar la posición y poder golpear mejor. Encuentro la posición, así que procedo a atizar la bota con todas mis fuerzas y empieza a ceder hasta que por fin se suelta completamente de la roca.

El alivio tanto para el escalador atascado, que ahora puede mover la bota y escalar, y para mi es gratificante, pues ahora él empieza a subir. Si bien antes me pasa el cabo de una cuerda y así los dos subimos encordados. Llegamos a la reunión y nos presentamos, continuamos escalando las tiradas restantes hasta la cima de la Momia.

No recuerdo los nombres de estos muchachos, hace muchos años. Pero sé que eran del CEC (Centre Excursionista de Catalunya). Luego coincidimos varias veces y algunas de ellas recordábamos aquel día: el día de la bota encastada en la Haus-Estrems de la Momia.

Nota: En aquella época gran cantidad de escaladores utilizábamos bota rígida para escalar.